viernes, 23 de septiembre de 2011

26 agosto

Banda, bandita...

Esta es la primer carta que escribo desde el comienzó de mi viaje; el comienzo de la vida en el exilio como le llama Paula. Pero en realidad el viaje comenzó hace muchos años...

París es una ciudad soñada, me siento pequeña, como si fuera un habitante de Liliput perdida en el pais de los gigantes; todo esta hecho con un gran ego. Aveces siento como si fueran a pasar coches muy grandes por esas calles y me fuera a encontrar con un perro que doble mi tamaño.. que lindo. La gente es extraña pero eso me imagino que lo han escuchado; aún así nos han tratado bien y por mucho que me frustre no hablar el idioma, cada día aprendo nuevas palabras y me da menos pena hacer el ridiculo, así que ahí voy... solo que en dos días se acaban las clases.

He visto cosas hermosas. Creo que el ser humano busca la belleza en todo momento, hasta en los momentos más oscuros, es algo de nuestra naturaleza. También creo que la risa es algo hermoso que nos une. Ayer veía a un mimo pesimo en una plaza, pero toda la gente reia tanto y fué esclarecedor ver como una persona nos unió a mas de cien personas de diferentes idioma,s colores, razas y creencias a travez de la risa.

Los museos como siempre me conflictuan... son como grandes espacios que muestran belleza pero amontonada, piezas que deberían estar en otros lugares o que fueron destinadas para luagres de convivencía de interacción y ahí compiten unas contra otras en un espacio que no se vive en la cotinianeidad, entonces no sabemos realmente como éstas la afectaría. Hace 5 años estuve en Pompidour y no recuerdo si me dio el mismo gusto y la misma ansiedad (los museos simepre me han provocado algo similar). Salgo emebellezada y confundida con ansiedad creativo y con muchas dudas. Hay tanta basura y tanta belleza (será que estas alternan lugar según el observador...seguro) Me extraña y me llena d euna complejidad de sensaciones. Me he dado cuenta que he desertado de crear cosas mias, honestas. Que sí. Podrán poder a personas en la misma disyuntiva (de la basura) pero que importa.

Disfruto muchisimo de ver a la gente; advierto personalidades distinttas (talvez sea que estoy acostumbrada al mexicano) pero vislumbro que en su soledad y su clima se han permitido crecer hacia el interior de una manera diversa, más compleja. Me lleno de una curiosidad complice.

Tengo los pies que me arden y un deseo incontenible de seguir, de seguir caminando. Cómo para cuando hay tanto por descubrir, por descubrirse. Aveces pienso que no podré y no se si el sentimiento que me invade es miedo o excitación plena. Pero estos van de la mano; acaso no es aquello que más anhelamos y más deseo nos causa, lo que más miedo nos da. Miedo al exstasis pleno, al amor total. Pero cual miedo?

Los quiero mucho
Sofía

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