lunes, 24 de diciembre de 2012

Amo. Duelo. Con el estruendo de la vajilla de porcelana corriente que guardó años la nonna en la alacena. Con el silenció de Tita que ya no está.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Día 136. México

Regresé, o me fuí hace quince dias. Hace quince días que no sudo por las mañanas ni veo el atardecer. Que no me baño con la puerta abierta ni camino desnuda por la casa disfrutando el sentir de mi cuerpo y el calor de la casa. Ya no duermo con el canto de los "tokes" ni el murmullo de los geckos. Estoy tranquila. Entre cajas, entre cambios. Las cosas se me caen de las manos y las ideas invaden mi cabeza como las hormigas en la casa que ya no tengo.
El mar se volvió concreto y el atardecer pantalla. Quince dias que creí lejanos. Me voy de nuevo. Al verde y los abrazos. La familia y un mar distinto. Con olas que me recuerdan la distancia y un sol calido como el abrazo de la nonna. Hace quince días que no sudo al amanecer.
Tengo el cansancio de la distancia. El peso del cambio. El dolor de la ausencia.
Tengo la boca seca y las manos llenas de cosas que me sobran.
La distancia con el mar y un dolor de vientre agudo.
Tengo la alegría parda de quien elige. La nostalgía de quien renuncia.
La risa callada,  seca, del viejo. La ilusión de mis pasos.

Tengo el cansancio eterno. La antesada del capullo. El recogimiento. La alegría del miedo.
Tengo la ausencia que me colma. La alegría de la piedra.

Tantos días sin palabras. Me las robaron y quien las tiene no se resigna a venir a entregarmelas en un abrazo.  Me hacen falta las palabras que algún día fueron tuyas. Hoy vuelvo. Tengo historias viejas y algunas que recreo a medias, inventando parques a los que no fuí y personajes asombrosos que me hubiera gustado conocer. Tengo el mar de lejos y una sala atiborrada de cajas de arena esperando a ser abiertas. Planeo recrearlo todo, entre Tlalpan y Periférico. Un mar profundo en el cual pueda hundirme hasta las sienes. Un mar de palabras. Mío, mío, mio. Aveces tengo miedo. No conozco las palabras que escribo.

Luis. Quiero agradecerte el tiempo. Lector asiduo. Quiero contarte lo que aún no comienzo a hacer. Compartirte el año que viene. Compartirselo a tus ojos que me miran como si tuviera yo, algún secreto que no me pertenece.