jueves, 17 de mayo de 2012

Perdí mi aire. No se en donde lo dejé, no se que paso. Lo perdí, así como el mes de abril. Quizá me lo robaron. Vilnius perdió el sol. Y yo se que volveré a casa. Mi soledad, mi fortaleza colapso un poco al sentir que estaba tan cerca. Como quien al chocar destruye sus organos y no siente nada; puede caminar al hospital porque sabe que tiene que hacerlo. Al descansar, al llegar, dormir y saber que será atendido pronto, su cuerpo se relaja y colapsa. Un poquito. Muchas cosas me han puesto triste estos dias. Otras, llorar de alegría. Y es extraño, lo tengo todo. Agradecida. Aveces creemos que queremos ayudar a los otros, cuando en realidad solo queremos ayudarnos a nosotros mismos. Me duele seguido. Algo. Siento una gran responsabilidad. Como un mar. Mi felicidad es como un fuego. Qué es esto que escribo. Es mío. Soy yo. Ahora es suyo. Es ustedes.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Creo que mi mejor amiga Lituana no habla ingles. Ella sirve café en la universidad; yo tomo el doble de café que hace unos meses. El 15 de febrero le pedí una galleta extra, de esas pequeñas, diminutas aspirantes a galletas, que regala cuando compras un capuchino. Le sonreí, me sonrío y supongo que le pareció audaz. Hace 2 meses, cada vez que me ve, sonríe, y en consecuencia me río. Se aligera el día y me alegra que conservemos un pequeño secreto del cual nadie sospecha. Somos seres rutinarios. Ahora cuando nos vemos sonreímos; sabe que pediré cafe; me dará más galletas que a todos los demas y nos miraremos complicemente. Hace unos días todo cambió, algo le había pasado. Lo se porque no hubieron sonrisas; no encontré en mi plato ese vínculo complice y azucarado, de amistad tácita que nos une. Me extrañé, me pregunté si había hecho algo mal y salí triste de la cafetería. Todo ha vuelto a la normalidad, me pregunto que noticia le habrán dado. Hoy mi tristeza fue apaciguada con una sonrisa complice y rubia lanzada desde el otro extremo de la cafetería. Una dotación triple de aspirante a galletita. Me preguntó si nos despediremos. El próximo mes, cuando esté cerrando caja, haciendo sumas, restas y el esperado recuento de galletitas diminutas, le faltarán varias. No sonreirá; habrá olvidado el motivo.

lunes, 7 de mayo de 2012

Sabina

Hoy no pagué el tranvía. Ninguno se hubiera atrevido a cobrarme la multa despues de verme a la cara. Hoy vomité. Fuí a clases de francés y después compré unos zapatos blancos. Fuí a la universidad y me preocupé por la tesis que aún no comienzo. Hoy caminé por el bosque que quiero compartir con mis padres. Comí carne y tomé café. Decidí que no quiero títulos, categorías. Hoy estoy sola, como estuve ayer y antier, cuando me di cuenta del desliz de la onda de impacto que puede acarrear la distancia. Ayer pensaba en la muerte, antier y anteantier. Hoy comía avena y soñaba con Bali. Hoy, lunes 7 de mayo me duele el cuerpo. Me duelen los ojos y un lugar misterioso al centro del pecho. Me duele la boca del estomago y se me durmieron las piernas. La boca me sabe a viejo y daría mi habitación en Lituania, mis tardes de mayo y mis zapatos blancos por volver a abrazar al moloso. El día pintaba eficiente y bello. Ahora llueve. Estos segundo que cambian el curso de un día para nunca regresar atras. Los instantes kamikaze. Los inesperados. Las llamadas sin retorno, los avisos eternos, los gritos gesticulados, los llantos mudos en los tranvías de paises perdidos lejos de casa. La vida. Quizá si, despues de todo, esto es la vida. Lo que no se espera. Gordita, Sabina te mueres así de pronto y me recuerdas tantas cosas. Cosas que de cualquier manera nunca olvido por más que lo intento. Lo haces real, me lo escupes en la cara, o debería decir babeas. Lo haces presente, aquello de lo que nos olvidamos por estar viviendo. Todo muere, así de pronto. Todos morimos, estamos muriendo. O desgracia maravilla. Morimos no cuando queremos, sino cuando podemos. Te agradezco tu bestialidad. Me hiciste más humana. Te recuerdo y sonrío. Cada vez que te ví, sonreí. Era imposible no hacerlo. Me inspiraste amor y ternura. Tus juegos, tu torpeza. Tu mirada. Me hiciste más sensible, mas boba. Hoy te extraño ya. Quizá de otra forma no hubiera pensado en tí. Es dificil estando tan lejos. Hay veces que estoy sola a km a la redonda y me siento acompañada. Hoy sin embargo no podía moverme de la cantidad de gente a mi alrededor, y estaba sola. Hoy bailaron por tí y por mí y por todos. Bailaron porque pueden, porque tienen. Bailaron porque les recuerda que están vivos.