viernes, 23 de septiembre de 2011

24.agosto 2011 10:56 pm

Es extraño cómo cuando viajo hay algo que se apodera de mi mucho más fuerte de lo que vivo normalmente. Tengo fuerzas que me son ajenas y experiencias a las cuales en casa aveces estoy cegada. París es tan gigante que me siento como un habitante de Liliput, pareciera que todo esta hecho para gente de otro tamaño.. me abruma pero es bello.

He estado pensando en muchas cosas pero cuando intento enfocarme en una sola no puedo y pareciera que no he estado pensando en nada... Mi cabeza comienza a mil por hora... de nuevo los miedos de no crear nada que provoque algo. De no provocar nada... de solo pasar.

He estado confundida y ansiosa porque aveces siento que aquello que mueve mi vida; la belleza, el arte y el camino del viajero son cosas que en el mundo como se vive resultan completamente futiles, inutiles inservibles aveces. No se si yo misma me entiendo pero me entran ansiedades al sentir todo esto tan vital.

Es una sensación, un vértigo que amo, amo y temo. El vertigo. No el miedo a la caida, sino la seducción y la atracción tan profunda que siento hacia el abismo que se abre frente a mi.

Tomo una botella de vino sola en el loby...

No hay comentarios:

Publicar un comentario