martes, 28 de agosto de 2012

Elefantes y cadenas

Lunes 27 agosto 2012 11:03am / Día veintiuno. Laos Airlines. En algún lugar entre las nubes, sobrevolando Laos. Rumbo a Cambodia. No se por donde comenzar. El calor y los deseos de conocer me han tenido lejos del teclado. Las caras y los sucesos se me van acumulando como hojas de papel que poco a poco forman un libro. O quizá solo un montón de hojas. Los templos dorados y las figuras de monjes de todas las edades recorriendo la ciudad como visiones de pequeños seres ataviados de naranja. En calma, siempre en calma. Ocupados con pequeñas tareas como barrer los templos o recorrer callejuelas en busca de secretos. Secretos que nunca conoceré. Tengo las ansias de cuando pierdo algo. Hay tantas cosas que pasan que necesito escribir pero no quiero contarles. ¿En donde está la línea entre honestidad e intimidad pura? La diferencia entre translucido y transparente. Quiero hablar de mis miedos y mis ansiedades, de mi inseguridad de siempre y mi vejez aparente. Vejez prematura a ratos. Hablar de mis dudas. Del futuro que aún no existe y del pasado que me llena de recuerdos. Me pregunto que pasa por la mente de cada persona que me cruzo en el camino. Me pregunto si se pregunta que pasa por la mía. ¿En dónde cabe su felicidad y sus sueños? ¿En el mismo lugar en donde nuestra cabeza se llena de dudas y de deudas? Camino junto a sus pequeñas y sencillas casas de madera. No conocen la privacidad. La intimidad en un concepto ajeno. Occidental, como todos nosotros que caminamos por las calles con cara de asombro, con pieles menos doradas y con ropas que nos delatan a metros (a pesar de haber procurado no vestir lo más obvio). Sus casas comienzan con grandes portones abiertos de par en par, o cerrados con cristales que las delatan como grandes vitrinas de calles comerciales. Muestran iluminada el área común más importante del hogar. Familias enteras sentadas en el piso en pequeños tapetes y platos comunes al centro-Ríen, juegan cartas o hablan de temas que no entiendo. La televisión siempre al fondo. Aglutinador social. Occidental y Oriental. ¡Cómo me gustaría sentarme a escuchar sus pláticas! Sentarme camuflageada por completo, con mi piel que cada día asemeja más a la de ellos. Pero con tantas preguntas. Preguntas solo mías. Preguntas que atesoro como quien colecciona sellos postales. Con ahínco, con mucha atención y desde muy pequeña. Quien diga que la gente en Asia es floja, miente. La gente trabaja todo el día. Los mercados. Los tuk-tuks; pequeños camiones de carga tamaño Lao (o Vietnam), disfrazados de payaso. Las motos. Los restaurantes. Los masajes que se dan como se sirve un café; rápido, sin necesidad de conocimiento alguno, sin demasiado cuidado. Gran decepción para quien ha idealizado los masajes al estilo de casa, como un escape, un ritual para huir de la rutina diaria. De los nudos. Aquí, los masajes son parte de la vida diaria. Lo confirma el niño que masajea a su abuela semi-desnuda en el umbral de la puerta, y los hermanos que se soban los pies en el recibidor del restaurante en “Muang Khua” a la orilla del río. La gente trabaja tanto que duerme en donde trabaja. Los diminutos locales adaptados con sucias cocinas y pequeños baños traseros, se transforman en pasillos-cama por las noches (de pronto me imagino la cama oliendo a pescado, o el pescado crudo a orines rancios acumulados a lo largo del día y acrecentado por el calor y la humedad. Cuando puedo, voy a mi propio pequeño diminuto baño de albergue). Los cuidadores de tiendas, hoteles y restaurantes preparan sus colchones, sillas y tapetes de bambú para pasar la noche. También quien cuida mi hotel se acomoda a mis pies con la televisión muy alto mientras escribo por las noches. A veces se levanta para ir al baño y comienza a cantar en voz alta. Me da gusto. Los niños también duermen en los mercados nocturnos, junto a sus madres o abuelas. Hay tantos niños cuando caminas por la noche que pareciera que lo que se vende en el puesto no son las artesanías. Todas iguales. Mercados guatemaltecos. Chichicastenango. Señoras de la edad de mi abuela, pero que cargan 300 años más en sus rostros sonríen –Sabai Dee- queriendo venderme algo que he prometido no comprar más. Vuelvo a caer. Me pregunto si todo lo que nos preocupa en “mi mundo” es mentira. Pasamos la vida trabajando para poder viajar a lugares como estos. Pasan la vida trabajando, viviendo en sus lugares. Lo acepto. Yo he trabajado muy poco como para que se considere trabajo real. Soy parte una minoría casi inexistente. Existo por casualidad, por esfuerzo ajeno. Por mis padres y un instante decisivo que me permitió comenzar a cobrar forma y pensamientos-duda. Como yo hay más gente que viaja, que piensa en su próximo destino y no duerme en los puestos del mercado. A veces me siento cercana a esa gente blanca, que reconoce mi música y de a poco mi idioma. Mexicano no hay ninguno (mexicana primera y lejana a los ojos de tantos. Llevo una representación importante a tierras lejanas). A veces me siento más lejana de ellos (los viajeros) que de ningún otro ser. Pienso en el lugar en donde quiero comenzar a crear algo, pienso en establecerme. Un año fuera de casa, un año viajando. Europa del Oeste, del Este y Asia. Asía apenas comienza con 21 días de viaje. Me quedan más de tres meses intactos. Quiero aprender a ver las cosas como son. Quiero aprender a ver a la gente como es. Que gran batalla. Entiendo que lo más difícil es vernos a nosotros mismos. A mí. Yo, Sofía. Ser de luz y de lodo. Me veo a través de ojos de gran crítica. Gran espectadora. Ayer pase la mitad del día con los elefantes. Entre alegría y completa tristeza. Su piel es más dura que cualquier zapato de cuero. Su cabeza está cubierta por cabellos duros como alambres y sus orejas mueven una piel gruesa rosada. Las trompas largas y fuertes parecen moluscos con vida propia. Gigantes animales. Fuertes como ningún humano. Nobles. Cautivos. He escuchado que basta encadenar a un elefante de una sola de sus patas unos años mientras crece, para que cuando sea adulto, el simple hecho de tener una cadena amarrada o de escuchar el tintineo del metal le entumezca el deseo; el sueno de la huida. Veo como le “encadenan” una de sus gruesas piernas a una palma delicada. Toneladas de extrañeza, de misterio en movimiento. Torpeza y ternura arremolinada. Tranquila se mete a la sombra de la selva a masticar bamboo. Común sensación de ahogo a estas alturas. Incomprensión. Dolor. Se que puede romper sus cadenas con un mínimo esfuerzo, pero no lo intentará. Dolor por los dos elefantes que dejo en la selva mientras camino de vuelta al campamento. Dolor por todos nosotros. Por nuestras cadenas invisibles que suenan y resuenan haciendo música con todo tipo de tonos. Nuestras cadenas que ya no nos amarran a ningún lugar pero que respetamos al sentir su peso invisible sobre el tobillo. Cadenas plástico. Cadenas moneda. Cadenas de responsabilidades, de expectativas y deberes. Bastaron pocos años cuando éramos pequeños. Horas y días frente al televisor. Ideas sobre otros, ideas sobre las nosotros. Ideas de nosotros sobre nosotros. Cosas-ideas. Para sentirnos presos el resto de nuestras vidas. Ilusión. Ver hacia abajo y darnos cuenta que la cadena que suena inmensa, hace años está suelta. Un engaño que quizá nunca existió. Cadena ruidosa pero pequeña. Arrastrable. Cortarla; no lo se. Cortarla no será tan fácil. Caminemos con ella, caminemos más lejos. Degastada cadena no tendrá de donde agarrarse. La tomo con cuidado del suelo y camino con ella entre mis manos. Puedo sentir su peso. Reconozco que formará parte de mi equipaje durante éste y tantos otros largos viajes. Aligero el paso soltando otras tantas cosas. Llevar ese peso conmigo me hace más libre. Me recuerda quien soy ahora, gracias a quien he sido antes. Me muevo. Viajo. Sueño. Creo. Un día (quizá) despierto y he dejado en algún puerto todo mi equipaje. No llevo más peso conmigo. Viajo ligera.
Sábado 25 agosto 2012 10:07pm / Día veinte. Luang Prabang, Laos. Tengo tanto que narrar. Tantos gestos, tantos instantes, tantos miedos y emociones. Tengo, tengo cansancio. Tanto sueño. A Laos quiero llevarlo conmigo a México, para poder compartirlo, para que la gente vea lo que veo. Aprender de ellos y compartir lo que nos sobra. Lo que me sobra a mí. Contarles del viaje en el autobús de la muerte y del miedo real. Del miedo autentico, honesto. Del miedo del fin. De la emoción de volver a dejar ir poco a poquito. Las montañas rocosas del río de Laos y las arañas gigantes. Sobre “Houm” y sus masajes. Tui y su ingles positivista con mirada picara. Los templos idénticos e interminables. Thich que me hace falta. Las noches que terminan temprano. Las dudas entre el turismo o los bares vacíos. La gente intensa. La delgada línea entre decir lo que se cree e invadir. El riesgo de ponerse por encima de una cultura que te recibe con los brazos abiertos. Sobre las ganas de una buena noche. El desear poder ver el aguas en lugar de sentir las olas. El miedo de ver como nada es nuestro y todo se dejará ir en cualquier momento. El arroz pegajoso y la comida en hojas de plátano. Sobre quien cuida el hotel durmiendo a mis pies en un colchón en el lobby. El paseo de mañana con los elefantes y el de ayer en moto, medio feliz, medio aterrada. Los monjes naranjas que recorren las calles en la madrugada pidiendo un poco de arroz. Tengo sueño. Tengo sueño. Y estoy viva. Que delicia estar tan viva.

lunes, 20 de agosto de 2012

Ochau Sapa

Lunes 19 agosto 2012 7:05pm / Día catorce. Sapa Ochau Sapa. Hoy dejamos Vietnam. Por casualidad. Llegamos de caminar 2 días en la montaña y con la idea de dormir por aquí y muy temprano comenzar la travesía de 4 días a Laos. Encontramos un bus nocturno: nos vamos. Cansadas y con olor a leña. Llegamos a Dien Bien Phu a las 4:30 am y de ahí un bus a la frontera. De la frontera calculamos que serán unas 36 horas más en llegar a la antigua capital. Luang Prabat. En una hora salgo para Laos... en el medio 3 o 4 paradas. Horas.... aproximadamente 55. Dejamos Vietnam. País misterioso, humedo. Gente pequeña y sonriente. Sapa nos recibió agotadas. Con sus montañas dormidas entre la neblina. Los pueblos de montaña siempre me dan gusto. Como San Cris y San Marcos la Laguna. Estoy encontrando a Sofía. Feliz descubro que sigo siendo la misma. Que viajar me da luz y que hablar con la gente me hace olvidarme de mi misma. Pasamos 2 días con Sho y Sang, de la etnia Mong. Sho habla un Ingles suficiente para todas mis dudas y Sang tiene tantos deseos de aprender que da envidia. Hablamos y hablamos durante kilómetros de arrozales y montañas labradas con diversos tonos de verdes. Los campos de arroz parecen mosaicos de baño. Parecen más bien pinturas. Motivos del *arts&crafts trazados sobre y entre cordilleras. Cordilleras salpicadas con gente BlackMnong y RedDzao sonriente. Mujeres con cejas rasuradas y frentes anchas que te siguen sin prisa durante kilómetros. Niños sobre búfalos sonrientes y llenos de lodo. Pequeñas casas. Ríos que refrescan los pies. Dormimos con ellos. Tomamos un baño de hierbas en una cubeta de madera con las piernas encogidas y el cuerpo ligero por el alcohol de arroz. Cenamos tanto. Reimos tanto. Y de pronto, entre el humo del *comal, la tierra del piso, mi sudor y sus risas, me encontré. Encontré el gusto. El alma llena que de pronto me sobrepasa. Volví a ver las cosas. Volví a ver quien soy. Todo lo que me sobra. Todo lo que amo. La grandeza que hay en esta sencillez. La pierna esta cada vez mejor. Más fea, pero duele menos. Dolores no hay. El estreñimiento de viaje, desaparecido. Al parecer ir al baño en cuclillas en pequeñas habitaciones con temor de salpicarte las piernas y ensuciar las chanclas con meados ajenos desaparece cualquier otro problema. Pensar en leer un libro en el baño en Vietnam representa mucho más que tener tiempo. El ánimo: feliz. No habrá contacto en los próximos días ya que será un trayecto largo y atropellado. Llegando cansada y por consiguiente triste y llorosa, prometo no llamar hasta después de comer y dormir. Cuando me doy cuenta que las penas son generalmente maya. Al menos las mias. Acumulo historias. Guardenme tardes.

viernes, 17 de agosto de 2012

HOY Viernes 17 agosto 2012 7:49pm / Día once. Hanoi-Sapa

Viernes 17 agosto 2012 7:05pm / Día once. Hanoi-Sapa Hoy ha sido un día largo, largo y cansado. Si quieres retar a alguien, si quieres retarte. Viaja a Asia, con poco presupuesto y sin traductor. Especialmente sin traductor. Cuando alguien te diga que es un gran voyager. Mándalo a Asia a que lo reconsidere. Para mi ha sido como una bofetada dulce-amarga. Una bofetada de realidad. De mundo. Viajar sin entender nada en un universo para el cual no existes y sin el cual existes perfectamente es extraño. Cansados son los autobuses eternos, pero más cansado no entender nada. Cansdo sentir que muchos te ven la cara, que te cobran más, que todo es negociable. Todo en este viaje es aprendizaje. Todo. Mi compañera es un gran alivio, una gran ayuda, pero también un gran reto personal, de autoafirmación. Mis decisiones no han sido todas las más sabias, pero cada tropiezo y cada llanto esta siento un maestro. El cansancio de hoy, la quemada en la pierna. La noche en vela y el tren que nos espera sin camas por no apartar con tiempo. Entro y salgo de la ensoñación. Entro y salgo de la alegría y del llanto. Nunca un viaje me había presentado tantos retos al inicio. Nunca antes había viajado a Vietnam. Me gusta y me asusta no reconocerme la viajera de siempre. Pero esta también soy yo. Esta Sofía en este café de Hanoi en una esquina, mitad empapada por la lluvia y con cara de sueño. Esta Sofía que nada en el mar de Vietnam entre montañas de rocas y bosques y no puede creer la suerte y la vida que está viviendo. Está misma que extraña ilógicamente Tlalpan y los tacos que nunca come. Estoy consciente de que este viaje puede ser el último por un tiempo. El último viaje de libertad total. De carencia voluntaria. El último de tantos y el inicio de tantos otros. Me emociona cuando lo pongo así. Cuando me acepto. Cuando acepto mis miedos también y mi sueño. Lo extraño a él, pero me busco incesantemente a mí. Vietnam está bien sin mí. Qué hace una mexicana perdida en Vietnam. Se busca. Parece que todos los que viajamos, huimos de algo o buscamos algo. Quizá un poco las dos. Este mes cumplo un año de viaje. Empezando en Francia-Holanda-Alemania-Francia-Alemania-Mexico-CostaRica-Mexico-Lithuania-Letonia-Italia-Lituania-Francia-Lituania-Italia-Mexico-LA-Jakarta-Vietnam… Quiero pensar que esta nostalgia, esta cabeza enredada que soy, estas ganas de crear, hablan de la cercanía con la calma. Encontrar aquello que creí había perdido. Quizá me fue necesario cruzar la tierra para darme cuenta que las respuestas a estas preguntas las he tenido siempre conmigo. Hace falta descifrar sus modos. Desenredar sus señales. Me voy…llueve y en la lluvia tardaremos más en llegar a la estación. Rumbo a las montañas del norte de Vietnam. La tierra de Thich, o así lo quiero creer. __________________________________________________________________________________________________________________________________Friday August 17, 2012 7:05 pm / Day eleven. Hanoi-Sapa Today was a long day, long and tiring. If you challenge someone, if you want to challenge you. Travel to Asia, a budget and without a translator. Especially without a translator. When someone tells you it's a great voyager. Send it to Asia to reconsider. For me it was like a slap bittersweet. A slap of reality. World. Travelling without understanding anything in a universe for which there exist and without which exist surprisingly well. Tired buses are eternal, but understand nothing more tired. Cansdo feel that many will see the face, they charge you more, everything is negotiable. Everything in this journey is learning. Everything. My partner is a great relief, a great help, but also a great personal challenge, self-assertion. My decisions have not been any wiser, but every trip and every cry this'm a teacher. The weariness of today, the burn on his leg. The sleepless night and the train without beds waiting for us not away with time. Into and out of the reverie. Into and out of joy and tears. Never a trip I had made so many challenges at the beginning. Never before had traveled to Vietnam. I like it and it scares me not to recognize the traveler ever. But this also me. The Sophia in this cafe in Hanoi in a corner, half soaked by rain and bleary-eyed. This Sophie that nothing in the sea of ​​Vietnam in the mountains of rock and forest and can not believe his luck and life is living. Is it that strange illogically Tlalpan and never eats tacos. I am aware that this trip may be the last for a while. The Last Voyage of total freedom. Of voluntary absence. The last of many and the start of many others. I'm excited when I put it that way. When I agreed. When I accept my fears and my dream too. I miss him, but I constantly look for me. Vietnam is well without me. What does a Mexican lost in Vietnam. Wanted. It seems that all we travel, we run from something or seeking something. Maybe a little of both. This month I meet a year of travel. Starting in I think that this nostalgia, this head I'm tangled, this urge to create, speak of the closeness to the calm. Find what you thought was lost. Maybe I had to cross the land to realize that the answers to these questions have always had with me. We need to decipher their ways. Untangling their signals. I'm ... rain and rain will take longer to reach the station. Heading for the mountains of northern Vietnam. Thich land, or so I believe.

Miércoles 15 agosto 2012 7:05pm / Día nueve. CatBa-Ha long bay

Miércoles 15 agosto 2012 7:05pm / Día nueve. CatBa-Ha long bay Ha comenzado mi gran viaje. Es difícil escribirles a pesar de que cada minuto que pasa tengo días por contarles. Hoy por ejemplo, camine 3 horas en un parque nacional desierto. Estuve en una de las bahías más hermosas sobre la tierra, me queme la pierna con un escape de motocicleta y hable 30 minutos con una señora a la cual no le dije nada. Les escribo desde la costa sur de Vietnam, en la sala de una familia con la cual comunicarme es una proeza indescriptible. El calor asciende a 45 grados y las noches son húmedas y estrelladas. La isla verde y el mar fluctúa entre marino y turquesa. Mañana el mar y el kayak. El sol. La selva y más arroz. Pasado el bus nocturno por las montañas. Y 15km por campos de arroz de pueblos del norte. Si, a veces extraño casa. Si, estoy feliz. Parece ser que mientras mas viajo y más pasa el tiempo, traigo a México mas impregnado en la sangre. A veces siento que es necio estar tan lejos, pero la mayor parte del tiempo no hago mas que agradecer y disfrutar. Ya volveré y ya tendré tiempo para aprender de la gente con la cual comparto tanto, comenzando por el idioma... Pero se aprende, se aprende igual. Quiza más. Dicen que no hay mayor enseñanza que el silencio. El silencio permite aprender. Escuchar lo que ya sabemos. Los quiero mucho. Mucho. Siempre da fuerzas el saber que nos encontraremos de nuevo muy pronto. Cuando nos encontremos. Con amor
Cruzando una gran vía en Hanoi Se fue la luz en la mitad de la ciudad, pero no pasa nada. La gente sigue vendiendo,todos, todos los vehículos sonando el claxon y las incontables motonetas transitan. Por delante. Por detrás. Al lado. No se mueven, y la gente zigzaguea buscando refugio. Eso es entre los negocios, las banquetas y el centro histórico. Se llega a una gran avenida, y del otro lado un lago. La avenida tiene varios sentidos de movimiento de vehículos, unas cuantas ¨y¨. Entradas, salidas, afluentes y congestiones mínimas. ¡Empieza el juego! Es un juego de adrenalina, de incredulidad. Das pequeños pasos y vas tomando dominio de la calle, o avanzando lentamente hacia tu destino, mientras los vehículos de gritan y te rodean. Ninguno frena, ninguno. Cada vez que se vacían unos pasos frente a ti, los conquistas y asi en cuestión de segundos estas de pie junto a muchas otras personas (ninguna en el mismo lugar, sino espolvoreadas por toda la calle) en medio de una avenida llena de vehículos que van en todas direcciones. Pegas algunos gritos. Te metes algunos buenos sustos y al final entre gritos llegas al lado opuesto. Felicidades… A la próxima también funcionaría acobardarse y arrimarse lo más posible a algún local, cuando este hace el su crucé cotidiano de la muerte. ________________________________________________________________________________________Crossing a road in Hanoi The power went out in the middle of the city, but nothing happens. People are still selling, all, all vehicles and sounding the horn passing countless scooters. Ahead. Behind. Next. They do not move, and people seeking refuge zigzags. That is between businesses, sidewalks and historic center. You reach a broad avenue, and across a lake. The avenue has several directions of movement of vehicles, a few ¨ and ¨. Inputs, outputs, tributaries and minimal congestion.Start the game! It's a game of adrenaline, of disbelief. Das taking small steps and you'll rule the street, or moving slowly toward your destination, while shouting and vehicles around you. No brakes, no. Each time you empty a few steps in front of you, the conquests and within seconds so these standing next to many others (not in the same place, but sprinkled across the street) in the middle of a street full of vehicles going in all directions. Hit some screaming. You get some good scares and screams at the end between you reach the opposite side. Congratulations ... to the next would also work cower and get close as possible to a local, when it makes its daily crossed death.

Lunes 13 agosto 2012 8:10am / Día siete. Hanoi.

Lunes 13 agosto 2012 8:10am / Día siete. Hanoi. Ayer, después de 6 días comenzó el viaje. Después de un inicio atropellado y tan cansado que parecía hacernos querer volver. Ayer terminaron los vuelos por un tiempo. Hanói nos recibió agotadas y con hambre, pero ya podíamos ver que sería más verde que Jakarta, un poco más lleno de colores. De Ho Chi Minh no conocí nada más que los polvosos alrededores del aeropuerto. El calor es tanto que cuando sales de un cuarto con aire acondicionado sientes que por error entraste al cuarto de máquinas en alguna fábrica de Mérida. Parece ser que en algunas cuadras pasará, que esa calle está encerrada, pero luego poco a poco lo aceptas. Te rindes ante el sopor, ante los ríos de sudor que bajan de tus piernas y muslos. Piensas más despacio. He perdido parte de mi brincoteo, de mi agilidad y ganas de caminar sin rumbo. Planeamos caminatas largas, pero al emprenderlas resultan más agotadoras. En Ho Chi Minh celebre el oro de México. Entre vietnamitas desconcertados por mi apoyo al equipo opuesto y por mi alegría. El futbol a mí nunca me ha gustado, pero es cierto que una cosa así levanta la moral. Más estando tan lejos. Sentía que todos estábamos celebrando lo mismo. Y yo, que ahora más que en ningún otro viaje, siento la delicia de ser mexicana. Hay tantas cosas que quiero contar. Tanto que cada vez que salgo se que quiero poder compartir. No en palabras, sino en olores y vivencias. Tanto que quiero recordar. Los tres escasos d{ias de viajes se expanden en semanas y las vivencias en tardes de café. Regreso y no hay como contarlo todo, como compartirlo. Quiero hablarles de la gente en Jakarta, que te saluda sin cesar en cada esquina, en cada calle. La gente que se acerca a ver si puede darle la mano a Judith. Una rubia. De las motos y las calles incruzables de estos países. Del choque que vimos o provocamos: no estoy muy segura. De los grandes pequeños precios, que emocionan. De los templos con ofrendas de cerveza y los calamares secos en las esquinas. Del mercado sin luz. De los títeres en el agua. Títeres inventados en las épocas de inundación en los campos de arroz. Danzan sobre el agua movidos por ¨ hilos ¨ invisibles, mientras mujeres y hombres tocan una música dulce, dulce, y cantan los cantos más arrulladores de la zona. ________________________________________________________________________________________Monday August 13, 2012 8:10 a.m. / Day Seven. Ha Noi. Yesterday, after 6 days the voyage began. After a home run over and looked so tired that make us want to return. Yesterday ended the flights for a while. Hanoi welcomed us exhausted and hungry, but I could see it would be greener than Jakarta, a little more colorful. Ho Chi Minh did not know nothing but the dusty around the airport. The heat so much that when you leave an air conditioning mistakenly feel that you entered the engine room in a factory of Mérida. It seems that in some blocks will, that this street is locked, but then gradually accept it. You give in to the lethargy, to the rivers of sweat coming down your legs and thighs. Think more slowly. I lost some brincoteo, my agility and willingness to walk aimlessly. We plan long walks, but to undertake it are more strenuous. In Ho Chi Minh held the gold of Mexico. Among Vietnamese baffled by my support for the opposing team and my joy. Football to me I never liked, but certainly something like a morale boost. More so far away. I felt we were all celebrating the same. And I, now more than any other trip, I feel the delight of being Mexican. There are so many things I want to tell. So much so that every time I leave you I want to share. Not in words but in smells and experiences. Whether you want to remember. The three little d {ias expand travel in weeks and the experiences in afternoon coffee. Return and there is no way to tell all, and share. I want to talk to people in Jakarta, who greets you constantly on every corner, in every street. The people who come to see if he can shake hands with Judith. Blonde. Of motorcycles and streets incruzables of these countries. We saw the crash or cause: I'm not sure. Of the great small prices, thrilling. Of the temples with offerings of beer and dried squid at the corners. Market without light. Of puppets in the water. Puppet invented in times of flooding in rice fields. They dance on the water moved by ¨ ¨ invisible threads, while women and men play soft music, sweet, and sing the songs more cooing in the area.

domingo, 12 de agosto de 2012

8 agosto 2021 / 1:11am Día dos. Aeropuerto de LAX. Puerta 103. Vuelo de China Airlines 7 con dirección Taipei. La preocupación ha sido continua. Las oportunidades de perder este vuelo, varias. La posibilidad de quedarme en el “Adventure Hostel” me da dolor de estómago. La sala está llena de gente asiática. Me siento emocionada nuevamente. No he perdido nada, y tengo un asiento con espacio extra para pies. Me espera un vuelo de 13 horas y con suerte mucho descanso. Pienso seguido en la muerte. En la mía y en la de la gente que amo. El horror. El cansancio me hace sentir la muerte más cercana, más terrible. El cansancio la transforma. Reconoce el luminoso beneficio de la salud, del sueño, del tiempo, de la reparación. Ahora calma. 10 agosto 2012 / Dia cuatro, después de extraviar uno. Jakarta. SixDegrees hostel. Cikini Raya 60B Buenos días. Rico amanecer con Judith. Rico descansar, tomar café y estar aquí. El miedo se ha ido. Comprobando: Todo llega a quien sabe, o se obliga a esperar. La alegría, la confianza, la ilusión. De vuelta. Te reconozco voyager de mi corazón. Saludos. Ayer conocí a Fatma en el aeropuerto. Ella vive en LasVegas, pero es de aquí. Sus dos hijos son grandes, pero aun no tiene nietos aunque muera de ganas. Ha llegado a Jakarta 4 días antes de lo que le dijo a la familia para que pueda relajarse y estar sola con su hermana antes de verlos a todos y pasar todo el día hablando. Viene a descansar pero dice que se desvela diario por platicar con la familia. Suena rico y conocido. Pase el día con ella. Hubieron dudas, sopesamientos y finalmente decidí que era una excelente decisión. Tomamos el chofer de su amiga del aeropuerto, fuimos a su departamento con botones y empleada sub-pagada, comimos tempe y arroz. Masaje en la cabeza y peinado en un centro comercial del fin del mundo. Calles río y gente encadenada a monos. Monos encadenados a gente que se preguntan quien es más libre. Evidencia pura de la benevolencia del ciudadano indonesio. Ciudadano en apariencia similar a mis compatriotas, en donde tampoco me reconocen como local. El LA me volvieron a hablar en hebreo. Mexicanos y Kenianos incrédulos al conocerme chilanga. ____________________ August 8, 2021 / 1:11 a.m. Day Two. LAX Airport. Gate 103. China Airlines Flight 7 with Taipei address. Concern has been continuous. The chances of losing this flight number. The ability to stay in the "Adventure Hostel" gives me a stomachache. The room is full of Asian people. I feel excited again. I have not lost anything, and I have a seat with extra feet. I expected a 13 hour flight and hopefully plenty of rest. I followed in death. In mine and the people I love. The horror. Fatigue death makes me feel closer, more terrible. Fatigue transforms. Recognizes the benefit of health light, sleep, time of repair. Now calm. August 10, 2012 / Day four, after she loses one. Jakarta. SixDegrees hostel. Cikini Raya 60B Good morning. Rico dawn with Judith. Rico relax, drink coffee and be here. The fear is gone. Checking: Everything comes to those who know, or are forced to wait. The joy, confidence, enthusiasm. Back. Voyager recognize you from my heart. Greetings. Fatma met yesterday at the airport. She lives in LasVegas, but it's here. Their two children are grown, but still has no grandchildren but die of desire. Jakarta has reached 4 days earlier than they told the family so you can relax and be alone with your sister before you see them all and spend all day talking. Comes to rest but says he is revealed day by talking with family. It sounds rich and known. Spend the day with her. There were doubts, sopesamientos and finally decided it was an excellent decision. We took the driver of her friend from the airport, went to his apartment with buttons and sub-paid employee, ate temperature and rice. Head massage and styling in a mall doomsday. River Street and people chained to monkeys. Monkeys chained to people who wonder who is more free. Evidence from the benevolence of pure Indonesian citizen. Citizen looks similar to my countrymen, which they either know me at home. The LA I went to speak in Hebrew. Mexicans and Kenyans know unbelievers at Chilanga.

jueves, 9 de agosto de 2012

07 agosto 2012 / Día uno. Uno y medio. (First day. And a half.)

Los inicios siempre son los más duros. Mentira. Esta vez fue más duro. Más de lo esperado. La costumbre y la casa me acogieron como si nunca me hubiera ido. La gran comodidad, el gran abrazo. LA terminó de cansarme. Después de estar muy cerca de perder mi vuelo varias veces y por motivos diversos que quizá no vengan al caso, decidí usar los servicios del hostal ya pagado, para procurarme una comodidad no encontrada. Visitar Hollywood. El hostal, el kitch. Los Ángeles; el horror. Los primeros días siempre son los más duros. Subí al tren agotada. La zona desierta y la gente hambrienta. Pareciera ser que nadie aquí es paisano a pesar de que tantos lo son. El trayecto eterno, gris, vacío. Pareciera ser que la gente vive distinto, distinta. De una manera para mi inentendible. El calor y el polvo nublaron tanto como el cansancio y de pronto me encontré entre estrellas inútiles en la loza y rostros hostiles. Pensé en el hambre, pero ese no era el motivo. Si llegase el fin de la humanidad como me gusta imaginarla, sería algo como LA. LA hoy, sin papá ni mis 13 años. El deterioro. La decadencia. Los gordos pasean con minifaldas en calles llenas de nombres ajenos, entre restaurantes de comida-basura y ruido, sueñan con cosas que no pueden tener y compran objetos que no necesitan, sensaciones que no tienen. Tenía (tengo) ganas de salir corriendo a casa. A una casa que yo si tengo. Por primera vez siento un real dolor por mis hermanos migrantes, por la necesidad, por la soledad y la sequía a la que llegan buscando un hogar con más oportunidades. _______________________________________________________________________ Exploring the benefits and the free writing creation-reacomodation-invention of Google-translate. August 7, 2012 / Day One. One and a half. The beginnings are always the hardest. Lie. This time was harder. More than expected. The custom house and welcomed me as if I never left. The comfort, the hug. LA finished tired. After being very close to losing my flight several times and for various reasons that may not come to the point, I decided to use the services of the hostel and paid, to procure a comfort not found. Visit Hollywood. The hostel, the kitch. Los Angeles, the horror. The first days are always the hardest. I boarded the train exhausted. The deserted area and hungry people. It seems that nobody here is a countryman although many are. The eternal journey, gray, empty. It seems that people live different, different. In a way incomprehensible to me. The heat and dust clouded as well as fatigue and found myself between stars useless crockery and hostile faces. I thought of hunger, but that was not the reason. If it happens to humanity as I like to imagine it would be something like LA. LA today, without father or my 13 years. The deterioration. Decay. The big parade with miniskirts in streets full of foreign names, including junk food restaurants and noise, dream of things that can not have and buy items that do not need, do not have feelings. I had (I have) wanted to run home. In a house if I have. For the first time I feel a real pain for my fellow migrants, by necessity, by loneliness and drought in which they arrive looking for a home with more opportunities.

VIET-BALI

YO Comienza el viaje. El viaje despues del viaje y antes del viaje. El viaje del viaje mismo. Entender que todo es tan solo un viaje.