lunes, 20 de agosto de 2012

Ochau Sapa

Lunes 19 agosto 2012 7:05pm / Día catorce. Sapa Ochau Sapa. Hoy dejamos Vietnam. Por casualidad. Llegamos de caminar 2 días en la montaña y con la idea de dormir por aquí y muy temprano comenzar la travesía de 4 días a Laos. Encontramos un bus nocturno: nos vamos. Cansadas y con olor a leña. Llegamos a Dien Bien Phu a las 4:30 am y de ahí un bus a la frontera. De la frontera calculamos que serán unas 36 horas más en llegar a la antigua capital. Luang Prabat. En una hora salgo para Laos... en el medio 3 o 4 paradas. Horas.... aproximadamente 55. Dejamos Vietnam. País misterioso, humedo. Gente pequeña y sonriente. Sapa nos recibió agotadas. Con sus montañas dormidas entre la neblina. Los pueblos de montaña siempre me dan gusto. Como San Cris y San Marcos la Laguna. Estoy encontrando a Sofía. Feliz descubro que sigo siendo la misma. Que viajar me da luz y que hablar con la gente me hace olvidarme de mi misma. Pasamos 2 días con Sho y Sang, de la etnia Mong. Sho habla un Ingles suficiente para todas mis dudas y Sang tiene tantos deseos de aprender que da envidia. Hablamos y hablamos durante kilómetros de arrozales y montañas labradas con diversos tonos de verdes. Los campos de arroz parecen mosaicos de baño. Parecen más bien pinturas. Motivos del *arts&crafts trazados sobre y entre cordilleras. Cordilleras salpicadas con gente BlackMnong y RedDzao sonriente. Mujeres con cejas rasuradas y frentes anchas que te siguen sin prisa durante kilómetros. Niños sobre búfalos sonrientes y llenos de lodo. Pequeñas casas. Ríos que refrescan los pies. Dormimos con ellos. Tomamos un baño de hierbas en una cubeta de madera con las piernas encogidas y el cuerpo ligero por el alcohol de arroz. Cenamos tanto. Reimos tanto. Y de pronto, entre el humo del *comal, la tierra del piso, mi sudor y sus risas, me encontré. Encontré el gusto. El alma llena que de pronto me sobrepasa. Volví a ver las cosas. Volví a ver quien soy. Todo lo que me sobra. Todo lo que amo. La grandeza que hay en esta sencillez. La pierna esta cada vez mejor. Más fea, pero duele menos. Dolores no hay. El estreñimiento de viaje, desaparecido. Al parecer ir al baño en cuclillas en pequeñas habitaciones con temor de salpicarte las piernas y ensuciar las chanclas con meados ajenos desaparece cualquier otro problema. Pensar en leer un libro en el baño en Vietnam representa mucho más que tener tiempo. El ánimo: feliz. No habrá contacto en los próximos días ya que será un trayecto largo y atropellado. Llegando cansada y por consiguiente triste y llorosa, prometo no llamar hasta después de comer y dormir. Cuando me doy cuenta que las penas son generalmente maya. Al menos las mias. Acumulo historias. Guardenme tardes.

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