Hable con una amiga, en la noche, a oscuras, sin vernos las caras y descubrimos tantas cosas sobre cada una, sobre nosotras mismas. Nos dijimos tantos secretos tantas verdades. Estaba agradecida porque descubrí que había leído mi blog (esté), que le gustaba pero que a “ella” no la recocía en mí. Reconocía el hambre de conocimiento, las dudas, la emoción, la pasión pero la encontraba mucho más oscura y por consiguiente a mi más luminosa. Es extraño, me gustan ambas, y soy las dos. Me dio alegría ser percibida con un ser alegre, despierto, feliz. Por momentos me preocupo mi oscuridad, pero de inmediato supe reconocerla y la acepte pronto. Si, las dos soy yo, pero no solo las dos y no únicamente. Somos tanto y a la vez nada nos engloba, ninguna definición hace feliz a nuestros seres/ego.

Me dio alegría, me sorprendió ser leída, ser entendida en parte, ser percibida por alguien más, por su tiempo, su espacio y su noción. Me dio curiosidad entender quien de las dos soy y más curiosidad darme cuenta de que no tengo idea.

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Siento raro darme cuenta que todo lo que amo, lo que extraño, lo que me ha hecho ser quien soy esta en un lugar tan lejano a mi ahora. En un lugar que mucha gente no ubica en el mapa. Es tan raro situar a la gente que uno ama en un país que gente no sabe que existe o del cual podría prescindir por completo… Toda mi vida y mi historia esta allá.