domingo, 1 de julio de 2012

Duele como una jaula. Palpita, reduce el aire. Una avalancha viene, y pongo las manos enfrente para escudar mi cuerpo sabiendo que me pegara con la fuerza de cien montañas. Jugué como una niña, inocente, torpe, ingenua. Tan ingenua. Aventé mi piedra al panal. Aventé mi piedra al panal de abejas estando parapléjica. Ahora no me muevo, no puedo correr. Siento el ardor, las punzadas. Permanezco inmóvil, quieta, adolorida. Díganme, cuánto dura esto. Cuando tiempo antes de caer.

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