martes, 3 de abril de 2012

marzo

Soñé de nuevo con el fin del mundo. La inundación total. Soñé con la familia, despedidas, llantos y decisiones. Nos abrazábamos, me dolía el alma. Planeaba nadar más fuerte, sobrevivir. Escondía el único foco que tenía, planeaba seguir viviendo. Hablé con mi abuela, escuche su inconformidad respecto a su vida, hablé de mi inconformidad respecto al fin de la mía. Despues pensé en lo que haría si sobrevivía la inundación. Pensé en mi cuerpo a la deriva y nadie para salvarlo. Me ví tocando tierra y ni un ser para reconfortarme. Pensé en la tierra muerta. El mundo de silencio. Dude sobre luchar.

Soñé con una iglesía antigua. Una misa extraña y toda la familia de Chiapas incluyendo a mi Tía. Mi madre corría muerta de risa con las tías de C.R. porque J las asustaba. El sacerdote se enojaba porque el vino de consagración resultaba ser caldo de pollo. Lo tiraba todo en su toga. Me cortaban el pelo, me ofendían.

Soñé de nuevo con el vertigo. Soñé con Paula y Enrique, y su casa a la cual no podia subir por el vertigo en las escaleras. Soñé con unos panecillos deliciosos.

Ahora neva de nuevo. Ahora ya no neva más. Nieve purificadora de almas. Persistente nieve de quien tengo que aprender como copo a copo cubre a una entera ciudad. Nieve hoy no te quiero. Nieve Maestra.

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