miércoles, 18 de abril de 2012

Te fuiste y regreso el invierno.
Pretendo que estás y preparo café para dos. Me quedo quietecita y así te huelo en la casa. Esta casa que bien podría ser un hotel de México, podría salir y tomar calzada de Tlalpan rumbó a mi casa, rumbó a tí. Pero en cambio salgo a tomar mi coche y no tengo. Es Vilnius. Está el río que me saluda siempre moviendose, la nieve derretida que cubrío cada rincón, las calles que no transito, la gente que apenas comienza a sonreir. Yo sonrío vacía. He descubierto un dolor mudo instalado en mi cuerpo. Pareciera que no se irá nunca y por otra parte es sutil, suave y siento que podría acostumbrarme a el.

No hay comentarios:

Publicar un comentario