miércoles, 14 de marzo de 2012

Hace días que la ciudad estaba ya vestida de calle. Hoy volvía a nevar. Le gusta la nieve tan frágil y delicada. La tomas en la mano mientras cae y no vive mas de tres segundos; comprobado. Pacientemente vuelve a cubrir de blanco las calles. Es extraño este frío que cae como si el mundo se estuviera partiendo a pedazos sobre el rostro. Le gusta la nieve que borra toda huella. Enciende la noche e ilumina la ciudad con un azul pálido y triste. Celeste eterno. Sale de prisa para caminar antes que nadie sobre ella. La patea para que se pegue al zapato y así marcar más sus huellas. Disfruta enormemente el inventarse. Creer que está en un país sola, país desierto. Está, es cierto.

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