sábado, 20 de abril de 2013

Funambulista

http://www.flickr.com/photos/fotomaniako/5525884443/

Puedo desde aquí ver los pequeños, diminutos coches que se apelotonan en cualquier calle esperando a que pase la lluvia.  Puedo, con el temblor del miedo y de la expectativa, mecerme sobre esta cuerda hecha toda de mi pelo.  No se bien en que momento trepé por lo largo y alto de mi trenza. Subí sonámbula, tejiéndome una ideología, un modo de vida. Tan sola y tan alto, logro verlos a ustedes, a ti, desde estos abismos invertidos.
Reconozco que he decidido columpiarme al borde de una caída fatal que bien podría destruir todas mis ganas. Alcanzo a ver, algunas veces con terror y otras con un reconocimiento turbio y una suave risa que oculto de todo quien me observa, que agito la cuerda a voluntad; la enredo, y le desgasto partes para colmarme de emociones diversas, y entre la desolación absoluta del fin, disfruto. Saboreo reconstruir e inventarme formas que me permiten seguir balanceándome.
Les diría que subieran conmigo. Podría pedirte a ti, con la mano extendida y los ojos llenos de tus labios, que saltes. Que cambies de la política, a mi cuerda. Que trepes a través de tu habilidad funambilista, funambulesca, a mi vértigo absoluto.
Este vacío con gusto agridulce.
Porque el terreno sólido se ha convertido todo en tedio, y me quedo dormida entre parques y lecciones. Las alturas se han cubierto de insomnio, de palabras y asaltos intempestivos en el pecho. Tengo los sentidos alerta para no caer, y puedo aún acomodarme entre tus piernas; buscar las posiciones exactas y el ritmo justo para recorrer el mundo desde mi circo.
Donde esta carpa a cogido fuego y el silencio se ha vuelto tambor.

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