Egon Schiele - Mujer con pañuelo amarillo
-Hay pudor en
quien se desnuda de golpe y no puede nombrar su oscuridad.
Quiero hablarte
del pudor que me cubre cuando me desnudo de pronto, a destajo y sin miedo
aparente, frente a ti. Estoy desnuda como me he visto ya cientos de veces ante
el espejo. Unas con más aprobación que otras. Algunas veces sonrío y me acomodo
buscando las curvas de mi cuerpo. Otras veces, tomo entre mis dedos los
pliegues de mi carne y con disgusto desvío la mirada.
Estoy ya, desnuda frente a ti como lo imagino cada
noche. También las noches en que te tengo. Especialmente esas. Creyendo que no
te das cuenta, hago un veloz repaso de mi cuerpo. Sus hondonadas y valles. Me
he quitado la ropa sola, en orden y por partes. Estoy desnuda y sonrío. Entiendo
que por instantes, pareciera moverme con confianza de anguila. Pero, tengo que
decirte -tengo miedo. Existe en mi, un recato infundado, más que innato, de ser
observada. Poseo un resguardo personal. Ese tremendo, maldito juicio. Deseo de
pronto escucharte decir –Te veo. Deseo, poder verme a través de tus ojos y
entonces descubrir cuál es el cuerpo que tu recorres por instantes, tan tuyo. Como
tu cuerpo, que sin nunca saberlo de cierto, entiendes ya, por la manera en que
te miro y descubro, que quiero. De punta a punta. Acojo tu cuerpo porque una
pulsión ajena y más fuerte que mi voluntad, encuentra en el, mi risa de la
infancia. El misterio, y una oscura y deliciosa ternura. Es la ternura al final,
el ingrediente último del enlace verdadero. Y es en estos momentos, antes de
cobijarme entre tus piernas, que siento recato. No en mis palabras ni con mi
cuerpo expuesto, desnudo frente a dieciocho mil personas en la explanada del
zócalo. No. Es en estos momentos. Cuando pido a gritos tu mano. Cuando te miro
a través de tu espalda y de tu nuca, que siento pudor.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar"Quiero hablarte del pudor que me cubre cuando me desnudo de pronto..."
ResponderEliminar¡Enoooorme frase!
O esta otra:
"Y es en estos momentos, antes de cobijarme entre tus piernas, que siento recato".
Escribes con la imaginación fluyendo con tu sangre. Genial.
"Deseo, poder verme a través de tus ojos y entonces descubrir cuál es el cuerpo que tu recorres por instantes, tan tuyo.". Coincido con DW, son estas frases que cargás, que transmitís, es lo que he sentido por milenios sin poder descifrar el contenido de la angustia. Si, genial Sofía. Seguí escribiendo, deleitanos con tus "de profundis". Leyendo mentes, tocando la piel. Saludos mi bella amiga¡¡
ResponderEliminarEstimada Ana y estimado Wílliam,
ResponderEliminarEl hecho que ustedes puedan, de cierto modo, verse reflejados en mis palabras, hace que mi pecho se expanda. Siento una alegría profunda, una comunicación nueva. Reafirma que es solo a través del otro que somos. Solo desde la subjetividad del otro, y de una entrega plena, que nos creamos y nos reafirmamos como seres nuevos, como seres que luchan por completarse a cada segundo.
Profundamente agradecida por sus lecturas
Sofía
Por eso se habla de un "yo lírico" y de un "ello lírico", exactamente por lo que usted apunta con su comentario, estimada Eda Sofía.
Eliminar