lunes, 21 de enero de 2013

Quiero ya encontrar los textos que no he escrito. Los que me pueblan a todo momento y en los instantes más insignificantes. Pequeños. Cuando tengo prisa o sueño. En las esquinas en donde no encuentro papel ni lápiz. En las comisuras de mis sueños. En las hendiduras del tiempo. De mi cuerpo. Del asfalto. Quiero ya besar tus ojos y sentarme en el pasto esperando el sol. Estoy sola. Cubierta de palabras. Me cubren como telas, como abrigo de invierno. Ya no siento el frío. Disfrutando este juego que no jugamos. Quiero ya encontrar mis textos. Ordenarlos. Prestártelos. Los encuentro por partes, a pedazos en las esquinas de mi cuarto. En la regadera y los gritos de los gatos. Estoy llena de hormigas y siento sus patas sobre toda mi piel. Cosquillas deliciosas. Ansiedad y espera. Goce. Quiero guardarlo en un cajón con llave. En mis cajas que meto dentro de cajas, dentro de cajones, solo para olvidar después donde quedaron. Amarrarse un listón rojo en el pulgar derecho para recordar todo el día que Existimos. Existo. Estoy. Lo olvido entre las copas y el dolor de abdomen. Cuando pienso en tu mano recorriendo mis dedos. Lo olvido en el tráfico sin música y en las plazas atiborradas de gente. Gente con prisa, con miedos, con sueños, con cosas colgantes, sobrantes, reminiscentes de sueños que no recuerdan. -Existimos. Te digo mientras busco tus labios. Existimos. Te susurro. Y fluir de agua me acomete de punta a punta. Dispara en mi pecho y se extiende por mis brazos. Existimos. Y quiero besarte. Te hablo de secretos pero te miento. Miento por gusto. Porque mentir me permite inventarme vidas y transformarme por momentos breves. Nocturnos. Puedo ser por ejemplo una apasionante ama de casa y día. Una loca excéntrica que teme a las escamas gelatinosas de los crustáceos. Una enamorada. Una mujer con miedo. Una mujer con un ansia tan grande de vivir que lo siente todo como una ola que asota. Bailar con locura desnuda bajo la lluvia del desierto. Amar hasta el final del silencio. Amar hasta el silencio mismo. Escribir. Escribir los textos que se me caen de las manos. Textos perdidos. Desordenados y catastróficos. Textos de pieles y olor a clavo. Encontrar los que me seducen en el sueño y me despiertan toda cubierta de nauseas. Descubrir mis miedos. Todos entre palabras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario